martes, 24 de septiembre de 2013

Crónica/Y la luz, se hizo… en el Salomé Barojas...



Redacción/Cordobeis

El Salomé Barojas iluminado.
"Ah, caray", dice un taxista que pasa por ahí… "no me había dado cuenta".
No pudo antes, era la primera vez que las cuatro torres del máximo recinto amateur en Córdoba iluminaban con sus 32 lámparas el paso para permitir que un grupo de entusiastas del softbol saciaran su ánimo deportivo.
Pasto mojado, terreno inundado luego de una lluvia pasajera. Los jugadores comparten terreno con un hombre que estuvo en la cumbre, Ricardo Rincón dándole a la pelotota en uno de los juegos amistosos que se celebraron en una noche que, por qué no, es histórica para el "pequeño gran" parque de pelota.
"No me habia divertido tanto con un juego", dice el ex ligamayorista.
Parece que la regla del softbol por estas tierras dos bromas cada lanzamiento, es una regla no escrita en el dicharachero popular de la pelota en muchos sitios de Veracruz, Córdoba se pinta sola.
Una pelota sale de fly y el hombre del jardín izquierdo corre y corre rebasado por el bombazo de Jorge "Trompo" Robles.
La bola se pierde ya en la penumbra. "¡Traeme un conejo!" le gritan mientras el bateador llega a segunda.
Antonio Sánchez Villegas es un umpire que se une a la discusión jocosa entre bateador-pitcher-catcher. Los strikes y las bolas casi se negocian entre bromas de cuates que nunca llegan al enojo.
Es la noche de los passed ball, la noche de los errores donde una línea se va por el center o left y se escucha de inmediato "no la veo".
Invitadas nuevas las palomillas, no los jugadores que se conocen, sino los insectos que revolotean por primera vez en una noche que fue lluviosa y que dejó un poco de neblina.
En la grama hay mujeres, veteranos y estudiantes. El Jean Piaget lleva a su gente y juegan. Todos sin uniforme, todos informales, en shorts, es un amistoso en el que se pregunta "cómo vamos" a cada rato.
La idea es armar una liga, pero apenas habrá tres equipos y se necesitan más competidores, dice Alfredo Sánchez, vocal de la Liga Cordobesa de Beisbol.
Sí faltan lámparas, mínimo una hilera más en cada torre, admite el directivo. En las gradas, la oscuridad.
A medio center field ya la sombra se confunde con la oscuridad, pero desde ahí, las cuatro candilejas hacen ver diferente al Salomé Barojas que hoy, extrañamente iluminado sorprendió a más de uno, incluído el taxista.

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